febrero 29, 2008

Nuevo ciclo.

Hoy tengo sentimientos encontrados. Por un lado me siento bien, por que un nuevo ciclo comienza, donde es probable que tenga posibilidades de avanzar más allá en mi profesión. Por otro lado, me siento triste, por la gente y las cosas que quedan atrás. Aunque muchas veces mi jefe fue el causante de algunos de mis enojos, hoy que se va, supe cuanto aprecio le tengo. Me sentí triste, el se veía triste también, nos dimos un abrazo y un beso en la mejilla, con la mirada perdida me hizo saber que me auguraba mucho éxito. Yo le hice saber que fue un honor para mí trabajar con el, por todo este tiempo. A pesar de sus manías, de sus costumbres, de sus caprichos, hay una cosa de el, que le admiro mucho: Su honestidad. Nunca sucumbió a las presiones de su superior en turno y confió ciegamente en las decisiones que mis compañeros y yo, le ayudamos a forjar. Y siempre es así, la vida tiene que seguir.

febrero 27, 2008

El fondo más hondo.

Tengo la fortuna de contar con todos mis seres queridos vivos. Sé que suena idiota la comparación, pero lo más aproximado a lo que se ha ido al más allá, han sido perros muy queridos por mí y toda mi familia. Desde que tengo uso de razón, siempre ha habido un perro a mi lado. Dos de ellos, en los últimos tiempos, han sido sacrificados, pues ya muy viejos, sus enfermedades los estaban torturando. Con estos dos últimos, aunque sentí una profunda tristeza, no hubo necesidad de ahogarme en el llanto, porque era obvio que morir era lo mejor para ellos. Al mismo tiempo me sentí mal, por ser yo la que decidiera "lo que era mejor para ellos". Admiro a la gente que pierde un ser querido y muestra una entereza absoluta. Creo yo me derrumbaré, desde lo alto de un peñasco hasta el fondo más hondo que pudiese existir. Y sé que estaré sumida en ese lugar (aunque salir sea posible en cualquier momento) durante mucho tiempo. ¡Qué más quisiera que vivos estuviéramos siempre!.

febrero 19, 2008

Los mil demonios.


El catorce de febrero pasaron dos incidentes que aunque me dieron risa, me pusieron a pensar. El primero, dos compañeras de trabajo, al ver que las secretarias y alguno que otro zúlu despistado, andaban repartiendo entre todo el personal, chocolates, paletas de corazón, llaveros en forma de corazon, minikisses en forma de corazón y todo lo miniatura dulce-accesorio que tuviera forma de corazón, se preocuparon porque ellas no traían nada que dar y compartir para demostrar su fraternidad, ese día tan especial; una le dijo a la otra: -Preocúpate si la Periquillo trajo algún detalle, mientras no la veamos repartiendo chocolates, el mundo está bien. No obstante, la una le hizo la broma a la otra, de que al final de cuentas yo sí andaba repartiendo chocolates, y la otra se sintió mal por tres minutos. Me dio mucha risa cuando me platicaron el incidente, pero también me hicieron pensar sobre mi ojeterismo. No es que sea coda ni mucho menos, y acostumbro a dar un presente a las personas laborales con las cuales tengo relación estrecha, pero, es necesario que también “ese” día, les externe con un “detallito” mi buena disposición al compañerismo?. Mi manera de ser no me lo permite, simplemente no puedo ser así y si eso me hace ver ante las personas como una ojete insensible, pues entonces eso soy.
El segundo: Por razones de cercanía con mi hogar, acostumbro darle raite casi diario a una de las secretarias. Un día previo al de “lamor y la amistá”, ella no se fue conmigo, pues tenía que ir a comprarle un regalito a su galán. Una de las personas de mantenimiento del edificio donde trabajo, al verla sola se le acercó y la cuestionó al respecto de que sí yo la trataba bien. La secretaria le respondió que por supuesto, según sus palabras y como me lo contó, mientras el sujeto le aseguraba que no lo creía, que a lo mejor nada más a ella, pues a leguas se notaba que yo tenía un genio y mil demonios dentro, que él cuando me veía se asustaba y mejor se escondía, porque yo le daba miedo; la secretaria le explicó que yo era una buena persona, a parte de “raza”, muy servicial y el marino aquél insistió en que no lo creía y que tuviera cuidado. Al día siguiente, a primera hora de la mañana, casi creo apenas abierta la oficina, el individuo vino a buscar a la secretaria, para decirla que por favor y por lo que más quisiera, no me dijera nada de sus opiniones, que no quería meterse en problemas, y que no había podido dormir al darse cuenta que se le había ido la lengua de más y que todo lo que dijo llegara a mis oídos. Creo que el problema con éste tipo es que nunca he cruzado palabra con el, sé quien es, pero me era totalmente indiferente, ahora no, porque sus comentarios me hicieron verlo como una persona pobre de pensamiento, que juzga a las personas por lo que afuera ve. No, nunca me verás sonriente por los pasillos del edificio, ni saludando a la gente, por el solo placer de saludar, ni platicando en otras oficinas, ni haciendo plática a otras personas en la cola del cajero automático, ni sonriéndole a todos en el elevador. Eso es tener un genio y los mil demonios dentro? Pues vaya que necesito un exorcismo. Eso es ser ojete? Pues entonces vaya que lo soy!.


P.D. Y pa que vean que no soy tan ojete, les dejó unos dulcitos...jeje!