Ahora que estoy cursando una maestría, me tocó volver a vivir una situación muy parecida a otra que pasé al cursar el primer semestre de la carrera universitaria.
En aquél tiempo me encontraba haciendo la tarea de otra clase, en la catédra de una maestra que casi nadie tomaba en cuenta, por ser su materia de esas que todo mundo tilda de "relleno" y que luego nadie da pie con bola a la hora de hacer un trabajo con requisitos metodológicos de redacción.
No me acuerdo realmente de que se trataba esa clase pues ciertamente no estaba prestando atención, lo cual fue percibido por mi maestra, quien encabronadamente me pregunta: -¿Dónde se pueden encontrar abogados?. Mi respuesta lógica y rápida fue: En la sección amarilla. Lo que provocó que todo el grupo estallara en risas y terminara de cagarse aún más mi maestra, quien me metió una pedorriza reclamándome la poca seriedad de mi respuesta, ya que lo que ella quería escuchar, era que se encontraban en los Tribunales, en la facultad, en los colegios de abogados, etc; para luego correrme del salón para siempre de los siempres y nunca más.
Claro que todo tuvo solución con una disculpa de mi parte, motivo por el cual pude continuar empapándome de su clase.
Al terminar la carrera, todavía muchos de mis compañeros recordaban aquella anécdota y tras atacarse de la risa, se burlaban de mí, por ver lo mucho que me incomodaba recordar aquéllo.
Ahora, tomo una clase con un catedrático cuya intelectualidad raya en el borde de lo obsceno, y por esa misma razón, habla de autores desconocidos, cita libros que no se encuentran en México, y por demás tira pal monte, cada tres o cinco minutos de clase, instruyéndonos sobre los orígenes de la fiebre porcina, despotricando contra los homosexuales, políticos, gobierno; en resumen dice que a él le encanta hablar mal de la gente.
Al inicio del curso, estando absorta yo entre sus bastos y variados temas, no recuerdo porqué me preguntó qué cual era mi carro favorito, le respondí que el Audi TT, y ahora mis compañeros de clase me conocen como "la del Audi", mucho tiene que ver que mi propio maestro en cada clase me hace referencias como "ya sabemos que usted viene por el rugido del Audi", etc, etc.
En la clase pasada me encontraba anotando unas preguntas de la libreta que uno de mis compañeros me había prestado, de rato alguien más se la pidió y simplemente le dijo a esa persona: -La tengo prestada, la del Audi la tiene.
Ya pasé a resignarme a que no me llamen por mi nombre y hacerme otra marquita en mi existencia.
Ojála que algún día tenga la oportunidad de quemarles llanta en mi Audi, cual vil desprecio de perro.