Hoy parece ser un buen viernes. Y si no lo es, yo haré todo lo posible para que así sea. Hoy salgo de vacaciones, tendré una semana libre, pero estaré aquí en la ciudad, pues con motivo de los ajustes que se le han hecho a mi nuevo hogar, prácticamente, ando en calzones y descalza.
Empezando la semana, me topé con un excompañero de trabajo con el que de prinicipio me llevaba muy bien, estuvo a mi cargo un buen de rato, pero por cuestiones de líos que viví con anterioridad, aunado a los chismes de unas gordas que trabajaban aquí (gracias Dios que se fueron, ahora este lugar es más espacioso), yo malamente empecé a portarme mala onda con él, cuando siempre fue un caballero conmigo. Aparte de ser de esos hombres que tienen un niño por dentro, por ende, siempre anda de buen humor.
El caso es que le ofrecí una disculpa por mi comportamiento, misma que fue aceptada.
Me he empeñado en desafectar a personas del pasado, con las cuales por chiflazones mías, originé roces. No para tener una gran amistad, obvio, pero siquiera para no ver caras largas por todos lados, jajajaja.
En este momento puedo decir que me encuentro bien. Muchas cosas cambiaron, pero creeo que para bien.
Ya no tengo amistades tormentosas ni aprehensivas. Ya no estoy obligada a nada que no quiera, con nadie.
Ya puedo vivir tranquilamente, sin preocuparme del que dirán. Al contrario, que hablen de mí es el incentivo que me hace querer ser mejor día a día, porqué al seguir yo, hace que el abismo que he creado se haga cada vez más grande; sé que llegará el día en que se vuelva infinito.
Y que hablen de mí también significa, que no he dejado de atormentar gente.
Eso es lo que más me divierte.