
Como es bien sabido, acá en el norte, nos invade la música grupera, infinidad de conjuntos musicales buscan día a día figurar, unos lo logran otros no, a mí me gustaría que no lo lograran, porque ya son bastantes y la música grupera me da mucha hueva.
Por lo regular, aunque no afirmo que sea una regla, los grupos por acá, y en otros lados también, surgen cuando en una familia existe una vena artística, y varios de sus miembros nacen con el talento musical que por supuesto, se deciden a explotar y conforman su agrupación, buscando por lo regular un nombre que suene agresivo conjugándolo con el lugar de donde los integrantes son oriundos, es decir, en este caso del Norte, verbigracia: “Los chiquitos babys del Norte”, y así, un sinfín de grupos del Norte.
Pero, ¿qué pasa cuando existe un familiar al que la naturaleza le negó su parte de talento?. ¿Qué pasa con ese familiar al que no se le da la gracia de cantar o tocar un instrumento?. Simple, le dan a tocar el güiro, el pandero, las maracas, las claves y todo aquél instrumento que no ose demasiado problema, y aún así, aunque pierdan el ritmo, terminan siendo parte del conjunto musical, saliendo de gira rumbo al estrellato y posando siempre sonrientes y cerrandote un ojito en sus innumerables videos y sesiones fotográficas.
Ése es, amable lector, a quien he denominado el familiar que no quisieron dejar fuera del grupo, puesto que de los veinte miembros que aparecen en escena, obvio que no se iba a quedar uno huerfanito sentando entre el público o cargando los cables del micrófono, a huevo tiene que formar parte y ser miembro del legado musical.
¿Porqué estoy escribiendo al respecto? Porque ayer pasé cerca de media hora viendo videos gruperos, justo que “Fuego en la Sangre” ya que me sirven de comedias involuntarias, y obviamente, en la mayoría de los videos que me chuté, no faltó ese familiar cuya cuasi única gracia es: tocar el güiro, el pandero, las maracas, las claves, cerrarte el ojito, sonreírte y mandarte un beso. Puro talento.
Por lo regular, aunque no afirmo que sea una regla, los grupos por acá, y en otros lados también, surgen cuando en una familia existe una vena artística, y varios de sus miembros nacen con el talento musical que por supuesto, se deciden a explotar y conforman su agrupación, buscando por lo regular un nombre que suene agresivo conjugándolo con el lugar de donde los integrantes son oriundos, es decir, en este caso del Norte, verbigracia: “Los chiquitos babys del Norte”, y así, un sinfín de grupos del Norte.
Pero, ¿qué pasa cuando existe un familiar al que la naturaleza le negó su parte de talento?. ¿Qué pasa con ese familiar al que no se le da la gracia de cantar o tocar un instrumento?. Simple, le dan a tocar el güiro, el pandero, las maracas, las claves y todo aquél instrumento que no ose demasiado problema, y aún así, aunque pierdan el ritmo, terminan siendo parte del conjunto musical, saliendo de gira rumbo al estrellato y posando siempre sonrientes y cerrandote un ojito en sus innumerables videos y sesiones fotográficas.
Ése es, amable lector, a quien he denominado el familiar que no quisieron dejar fuera del grupo, puesto que de los veinte miembros que aparecen en escena, obvio que no se iba a quedar uno huerfanito sentando entre el público o cargando los cables del micrófono, a huevo tiene que formar parte y ser miembro del legado musical.
¿Porqué estoy escribiendo al respecto? Porque ayer pasé cerca de media hora viendo videos gruperos, justo que “Fuego en la Sangre” ya que me sirven de comedias involuntarias, y obviamente, en la mayoría de los videos que me chuté, no faltó ese familiar cuya cuasi única gracia es: tocar el güiro, el pandero, las maracas, las claves, cerrarte el ojito, sonreírte y mandarte un beso. Puro talento.