enero 15, 2008

Veinte pesos.

Hoy por fin tuve el suficiente frío, como para ponerme una de mis más abrigadoras chamarras. Al caminar hacia el edificio donde trabajo, la brisa hizo que metiera las manos en los bolsillos de la cazadora, me topé con veinte pesos, olvidados creo, en el invierno anterior. Compré un café y unas barritas fibrosas de salvado y pasas. Extrañamente me sentí como cuando niña, encontrando una moneda y corriendo a la tienda a gastarla. Mientras subía a la oficina, pensé: Es quincena, y yo feliz por veinte pesos, pero era dinero no pensado, con el cual no contaba, dinero que estuvo guardado por más de un año.
Esa sensación, de felicidad y sorpresa, por ridículo que parezca, no aparecía en mí desde hace muchos años, ese factor de sorpresa que solo surgía cuando tus padres te brindaban el regalo añorado, el esperado por tantos y tantos días.
Cuando uno empieza a obtener cosas, por sus propios medios, esa sorpresa se acaba, por más que te haga feliz saber que por tus méritos te compraste un auto, un nuevo celular con mil funciones, un ipod o cualquier cosa material, no es lo mismo, al menos para mí.
Ya no se siente ese cosquilleo en las entrañas, parecido a lo mismo que sientes cuando alguien que te gusta mucho, te besa por primera vez.
Y no es que haya sentido eso con mi billete de veinte pesos, pero si me recordó, muchas cosas que he dejado de apreciar.

4 comentarios:

Nancy dijo...

Peri te comprendo perfectamente, sabes? desde hace ya muchos años me hice cargo de mi misma y por consiguiente de todas las cosas que pueda necesitar o simplemente querer, y hace muchísimo que deje de recibir obsequios nada mas porque si, (aunque en este cumpleaños que pasó mis amigos blogueros me hicieron super feliz con lo que me dieron).

Yo soy una persona media distraida con el dinero Peri y lo guardo a veces nada mas así en la bolsa que traiga en ese momento, muy pocas veces regreso los cambios al monedero, así que siempre me vivo encontrando dinero en los compartimientos de las bolsas o en los de la camioneta jejeje y sí, se siente bien padre, yo una vez me encontré un billete de 500 en una cartera vieja ( te digo que soy super babas, lo peor que ni los eché de menos jajaja) y nombre ya te imaginarás, feliz con mi hallazgo.

Bueno ya escribí un post en el comment jejeje sorry, saludos y un abrazo.

Nancy

Àngello dijo...

hola peri-amiga, algunas veces me ha sucedido eso que dices, y creeme que como a ti, me da mucho gusto, sobretodo porque me ha sucedido cuando mas los necesitaba snf, en esos dias que las facturas no se han pagado y tiengo ganas de algo, y ahi estan olvidados en la bolsa de un pantalon, o bien dobladitos hasta el fondo de mi cartera, hace tiempo, cuando cobre un billetote, guarde como 400 pesos ya sabes, para alguna emergencia y creeme, jajajaja, que los guarde tan bien que aun no los encuentro.

saludos peri-amiga.

Alexander Strauffon dijo...

De acuerdo totalmente contigo, peri. Esas cosas que nos prueban que aun con lo que hayamos vivido, y con tener X o Y edad, aun podemos sorprendernos gratamente.

* dijo...

la simlpeza de lo lindo... claro!
saluditos